En otro artículo ya hemos explicado ya esta etapa conocida como murmuratio, tan propia de una Congregación General de los Jesuitas convocada para elegir a un superior general. Queremos destacar aquí un aspecto más trivial, relacionado con la logística, que resulta necesario por el contexto particular de esa etapa.
Los delegados de CG están alojados, como recordarán, en las diversas casas de la Compañía de Jesús en Roma. Es en esas casas donde pasan la noche, por supuesto, pero es también el lugar donde comen. De hecho, no sería posible para la cocina de la curia alimentar a unas 200 personas más de las habituales. Lo cierto es que el trabajo de la Congregación realiza una pausa desde las 12h hasta las 15h, aproximadamente. Tras ella, se empieza una nueva sesión, que termina a las 18:30 horas con una Eucaristía en los diferentes grupos lingüísticos. Todo el mundo a continuación, vuelve a su residencia para la cena … y para supervisar también las sesiones del día o para leer los documentos que se tratarán al día siguiente.
Durante la murmuratio, hace falta asegurar que los electores pasen juntos el máximo tiempo posible. Cuando no se están informando unos a otros sobre los puntos fuertes y débiles de los que se podrían proponer como futuro General, los electores van a la capilla y piden luz al Espíritu Santo ante el Santísimo Sacramento. En lugar de una comida caliente según la tradición italiana, se les suele ofrecer a los miembros de la Congregación un “tupper” con el almuerzo. Se trata de una comida ligera que les permite un breve descanso, evitando tomar mucho tiempo de su tarea prioritaria. Este cambio en la organización de las jornadas es un desafío tanto para la cocina como para el equipo de logística.