¡Murmuratio! Palabra que en ignaciano implica hondura, sencillez, escucha, emociones, cierta incertidumbre y esperanza. Es el privilegio de llegar a lo profundo del hermano, ahí donde Dios toca en lo más íntimo del ser.
Es que los hombres de cinta verde en estos días nos encontramos charlando. Pues sí, eso… es un vis à vis, un tete à tete… Los ves caminando, o sentados, tomando el sol o en una esquina. No estamos hablando de fútbol, o de la liturgia del pasado domingo. Estamos sumergidos en tratar de saber del otro, de comprenderlo. En realidad, nos conocemos hace poco, pero en cuanto empieza la conversación pareciera que fue hace mucho. Aflora un lenguaje común, el de la mayor gloria de Dios.
No hay magia, ni es tampoco un misterio. Las inquietudes van por preguntarle ¿qué es lo que le apasiona en la vida? ¿qué lo hace sentirse jesuita? ¿cómo vive la disponibilidad del momento? ¿qué es lo que fundamenta su día a día? ¿en dónde encuentra paz y qué le quita el sueño? ¿es amigo de los pobres y se compromete por ellos? ¿le interpelan los desafíos de la movilidad humana? ¿valora la colaboración? ¿cuáles sus cualidades y cuáles sus defectos? ¿se esfuerza por encarnar esa audaz prudencia que es capaz de dar el salto a lo profético? ¿se sabe pecador, y sin embargo servidor de la fe y promotor de la justicia?
Estamos buscando. Es ejercitarnos para mirar lo constitutivo, aquello que hace a la persona, al jesuita. Observar la fragilidad y destacar los dones. Mirar con ojos de Dios, en confianza. Es prescindir de lo accesorio y recoger lo que suma. Es reconocer la acción del mal espíritu y aprender a neutralizarla.
Estamos aquí porque deseamos encontrar a ese hombre que en los siguientes años animará la misión de la Compañía de Jesús en esta historia. Un hombre como otros, pero elegido por Dios. Son encuentros fraternos en los que experimentamos nuestra identidad jesuita, la espiritualidad que fluye de nuestros poros y de la que nos sentimos tan sanamente orgullosos. ¡Somos jesuitas y buscamos un Superior General! ¡Oren con nosotros!
Gustavo Calderón Schmidt, S.J