Desde el 2 de octubre hasta finales de la semana pasada, la atención, no solo de los jesuitas sino de mucha gente, ha estado centrada en la elección de un nuevo Superior General de los jesuitas. ¿Cómo es que ahora, una vez que ha sido elegido el P. Arturo Sosa, los jesuitas reunidos en la Congregación General pasarán todavía varias semanas juntos en la Curia General?
La mañana de ayer lunes el Aula ha vuelto a acoger a los delegados. En primer lugar ha intervenido el P. General, subrayando nuevamente la herencia que deja su predecesor, el P. Adolfo Nicolás. El nuevo P. General ha precisado que el P. Nicolás ha solicitado retirarse de los trabajos de la Congregación, para dejar una total libertad a la misma, señalando también que por supuesto contarían con su oración. El antiguo General va a disfrutar de un corto periodo de descanso antes de dedicarse a su nuevo ministerio en Filipinas. El P. Sosa ha dibujado un cuadro global del trabajo que resta por hacer.
El Secretario de la Congregación, el P. Orlando Torres, ha precisado cuáles son las siguientes etapas. Una de las tareas más importantes de la Congregación es proveer al nuevo General de “asistentes”. En la jerga jesuítica se habla de “asistentes ad providentiam”, encargados de asegurar la buena marcha de la Compañía, y de un “admonitor”, un compañero cercano que se preocupa especialmente por la salud del Superior General –entendiendo salud en un sentido amplio-. Siguiendo las recomendaciones del Comité de Coordinación, se ha propuesto a la Asamblea posponer la elección de los asistentes. Pensamos que es preferible que esta elección tenga lugar después de que la Congregación haya cumplido una tarea importante: la puesta al día de las estructuras de gobierno de la Compañía a nivel universal buscando la mayor eficacia apostólica.
Del mismo modo, un miembro de la Comisión sobre la Gobernanza, el P. Mark Raper, ha presentado las cuestiones que han aparecido en los trabajos preparatorios de la asamblea plenaria. Sin revelar el contenido de estos trabajos y de las intervenciones, se trata, por ejemplo, de cuestionarnos sobre las relaciones entre la Curia General, las Provincias y las Conferencias, con vistas a un mejor servicio. El P. Raper ha propuesto a los delegados tomarse un tiempo para la reflexión personal y para reuniones por grupos geográficos (denominados “asistencias”) con el fin de preparar posibles decretos sobre la organización del Gobierno central de la Compañía. Después de las aportaciones de estos encuentros, y teniendo en cuenta la opinión de algunos expertos, se espera que en los próximos días se puedan tomar decisiones en esta materia.
Entonces es cuando se podrá identificar y elegir a los Asistentes del P. General que mejor podrán servir dentro de la nueva estructura propuesta.